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On this final weekend of Advent, our message is of hope, joy, and peace.
All
throughout the Advent season, the Church’s daily morning prayer resounds with
the following phrase, “Your light will come, Jerusalem; the Lord will dawn on
you in radiant beauty.”
Perhaps
the light of this weekend’s message will dawn on us in radiant beauty.
First
a few questions to ponder: How many of us are prepared to give up our hopes and
dreams to follow God’s plan? How many of us are prepared to walk away from the path
we are currently on to, instead, walk the p ath the Lord calls us to (a path
that may include suffering, perhaps even disgrace). Are we prepared to take
this path?
Mary was a nobody living in a no place part of the world.
She was
a 14-year-old girl given heady news by an angel. I’m sure she had her own hopes
and dreams for life. But all that changed when she met the angel Gabriel and
heard God’s plan for her future.
But
Mary has a choice in the matter. She has free will. This was not forced on her
by God.
How
many women in Mary’s time had the freedom to make their own choices? How many
women were given that level of respect by their families or their communities?
Mary had just been betrothed to Joseph by her parents, a decision not her own.
But
God gave her a choice.
And
Mary said, “yes,” and in her “yes” Mary found true joy in her life.
Mary
is the perfect model for how we should live our lives as disciples of Jesus.
This weekend we see Mary’s first action as a disciple was to bring the Good News of Jesus to her cousin Elizabeth.
In
that important moment, her cousin cries out, calling her “blessed,” and saying
the child in her own womb jumped for joy at her presence. This is a sacred
moment.
Former
Seattle Auxiliary Bishop Daniel Mueggenborg wrote this about today’s Gospel
passage:
“We all have sacred moments when we realize that God has touched our lives in extraordinary ways through ordinary people. These are moments that evoke within us that same sense of humility, gratitude, reverence, and praise. These are moments when we realize and understand the God is in control of our lives, always has been, and always will be.”
God’s
path for our lives is not forced on any of us. God has given each of us a
choice to follow God’s plan.
Our
faith encourages us to develop ears to hear as we keep our hearts attuned to
Christ. And we must have the courage to act on God’s call in our lives.
Bishop
Mueggenborg also wrote, “It is easy for us to trust in the Lord’s promises when
we are experiencing success and the praise of others. It can be difficult to
trust in God’s promises when we are asked to embrace sacrifice, disappointment,
conflict, a rejection.” This is why
Mary’s example is so important for us to learn from.
This
is the light that dawns on each and every one of us in radiant beauty.
I’d
like to share this humble offering with you (And a shout out to its author
Marci Ferrell). It’s entitled –
Lessons God's Word teaches us through the life of Mary:
1.
Mary knew God's Word. In the time Mary lived she was probably illiterate, but she
had heard the Word of God and kept it hidden in her heart. How well do we know
God's Word? Are we able to speak the Words of His truth to others? Is our time
in the Word an important part of our day?
2.
Mary was filled with the Spirit. As believers, we have
the Holy Spirit working in us, and there is nothing we can accomplish for God
outside the power of the Holy Spirit. Do we tap into the power of the Spirit,
or do we rely on our strength to get through difficult situations and
trials?
3.
Mary said “yes” to God's plan for her life. She had an obedient,
submissive, and humble heart. Are we willing to say, “yes Lord,” to whatever
task Jesus calls us?
4.
Mary was quiet before the Lord and meditated on all He had done in
her life. How often are we truly quiet before the Lord, just pondering on
what God has done and is doing in our lives? Do we take the time to meditate on
God’s Word daily?
5.
Mary was a woman of worship. She gave praise to her Lord knowing that the
road before her was going to be a difficult one. Do we praise God in and
through all circumstances in our lives? Even the difficult ones?
6.
Mary trusted in the Lord and waited on God’s timing. A virgin betrothed to
be married, and she just had a visitation from an angel of the Lord telling her
she is to give birth to the Son of God. How do you explain this one to Joseph? Mary
didn't take matters into her own hands but let the Lord change Joseph's heart.
7. Mary was a chosen vessel of the Lord. If you are a child of God, you have been chosen to be an instrument that God is using to fulfill God’s purposes. Mary was chosen to give spiritual life to the Son of God, and we are chosen to give spiritual life and encouragement to others. Are we living an eternally focused life? Do we take the time to share the truth of the life-giving Gospel of Jesus Christ with other?
I pray the light of hope, joy, and peace of this message dawns on us in radiant beauty in the days ahead.
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(Spanish Version)
HOMILÍA – Cuarto Domingo
de Adviento – Los Caminos de María
En
este último fin de semana de Adviento, nuestro mensaje es de esperanza, alegría
y paz.
A lo
largo de la temporada de Adviento, la oración matutina diaria de la Iglesia
resuena con la siguiente frase: “Tu luz vendrá, Jerusalén; el Señor amanecerá
sobre ti con radiante hermosura.”
Quizás
la luz del mensaje de este fin de semana despierte en nosotros con radiante
hermosura.
Primero,
algunas preguntas para reflexionar:
¿Cuántos
de nosotros estamos preparados para renunciar a nuestras esperanzas y sueños
para seguir el plan de Dios?
¿Cuántos
estamos dispuestos a alejarnos del camino que actualmente seguimos para caminar
en el sendero al que el Señor nos llama (un camino que puede incluir
sufrimiento, quizás incluso deshonra)?
¿Estamos
preparados para tomar este camino?
María
era una persona común en un lugar insignificante del mundo.
Era
una joven de (catorce) 14 años que recibió noticias asombrosas de un ángel.
Estoy seguro de que tenía sus propias esperanzas y sueños para su vida. Pero
todo eso cambió cuando conoció al ángel Gabriel y escuchó el plan de Dios para
su futuro.
Sin
embargo, María tenía una elección. Ella tenía libre albedrío. Esto no le fue
impuesto por Dios.
¿Cuántas
mujeres en la época de María tenían la libertad de tomar sus propias
decisiones? ¿Cuántas mujeres recibían ese nivel de respeto por parte de sus
familias o comunidades? Los padres de María acababan de comprometerla con José,
una decisión que no era suya.
Pero
Dios le dio una opción.
Y
María dijo: “sí”, y en su “sí” encontró la verdadera alegría en su vida.
María
es el modelo perfecto de cómo deberíamos vivir nuestras vidas como discípulos
de Jesús.
Este
fin de semana vemos que la primera acción de María como discípula fue llevar la
Buena Nueva de Jesús a su prima Isabel.
En ese importante momento, su prima exclamó, llamándola “bendita” y diciendo
que el niño en su propio vientre saltó de alegría al sentir su presencia. Este
es un momento sagrado.
El
exobispo auxiliar de Seattle, Daniel Mueggenborg, escribió esto sobre el pasaje
del Evangelio de hoy:
“Todos tenemos momentos
sagrados cuando nos damos cuenta de que Dios ha tocado nuestras vidas de
maneras extraordinarias a través de personas ordinarias. Estos son momentos que
evocan en nosotros el mismo sentido de humildad, gratitud, reverencia y alabanza.
Son momentos en los que nos damos cuenta y entendemos que Dios está en control
de nuestras vidas, siempre lo ha estado y siempre lo estará.”
El
camino de Dios para nuestras vidas no se nos impone. Dios nos ha dado a cada
uno de nosotros la opción de seguir Su plan.
Nuestra
fe nos anima a desarrollar oídos para escuchar mientras mantenemos nuestros
corazones sintonizados con Cristo. Y debemos tener el valor de actuar según el
llamado de Dios en nuestras vidas.
El
obispo Mueggenborg también escribió:
“Es fácil confiar en las
promesas del Señor cuando experimentamos éxito y elogios de los demás. Puede
ser difícil confiar en las promesas de Dios cuando se nos pide abrazar el
sacrificio, la desilusión, el conflicto o el rechazo.”
Por eso el ejemplo de María es tan importante para nosotros.
Esta es la luz que amanece sobre cada uno de nosotros con
radiante hermosura.
Entonces,
¿qué podemos aprender de María sobre cómo seguir el llamado de Dios en nuestras
propias vidas?
Quiero
compartir esta humilde reflexión contigo (y un agradecimiento especial a su
autora, Marci Ferrell). Se titula:
Lecciones
que la Palabra de Dios nos enseña a través de la vida de María:
- María conocía la Palabra de
Dios. En la época
de María, probablemente era analfabeta, pero había escuchado la Palabra de
Dios y la había guardado en su corazón. ¿Qué tan bien conocemos nosotros
la Palabra de Dios? ¿Somos capaces de hablar las verdades de Su Palabra a
los demás? ¿Es nuestro tiempo en la Palabra una parte importante de
nuestro día?
- María estaba llena del
Espíritu.
Como creyentes, tenemos al Espíritu Santo obrando en nosotros, y no hay
nada que podamos lograr para Dios fuera del poder del Espíritu Santo.
¿Confiamos en el poder del Espíritu o dependemos de nuestra fuerza para
superar situaciones y pruebas difíciles?
- María dijo “sí” al plan de Dios
para su vida.
Tenía un corazón obediente, sumiso y humilde. ¿Estamos dispuestos a decir:
“sí, Señor” a cualquier tarea que Jesús nos llame?
- María se mantuvo en silencio
ante el Señor y meditó en todo lo que Él había hecho en su vida. ¿Con qué frecuencia estamos
verdaderamente en silencio ante el Señor, reflexionando sobre lo que Dios
ha hecho y está haciendo en nuestras vidas? ¿Tomamos tiempo para meditar
en la Palabra de Dios diariamente?
- María fue una mujer de
adoración.
Alabó a su Señor sabiendo que el camino que tenía por delante iba a ser
difícil. ¿Alabamos a Dios en todas las circunstancias de nuestra vida,
incluso en las difíciles?
- María confió en el Señor y
esperó en el tiempo de Dios. Una virgen comprometida para casarse, que acaba de
recibir la visita de un ángel del Señor diciéndole que dará a luz al Hijo
de Dios. ¿Cómo se explica esto a José? María no tomó el asunto en sus
propias manos, sino que permitió que el Señor cambiara el corazón de José.
- María fue un vaso escogido por
el Señor.
Si eres hijo de Dios, has sido elegido para ser un instrumento que Dios
está usando para cumplir Sus propósitos. María fue elegida para dar vida
espiritual al Hijo de Dios, y nosotros somos elegidos para dar vida
espiritual y ánimo a otros. ¿Estamos viviendo una vida enfocada en la
eternidad? ¿Tomamos el tiempo para compartir la verdad del Evangelio que
da vida con los demás?
Al
acercarnos a la Natividad de nuestro Señor Jesucristo, que tengamos corazones
sumisos y obedientes a la voluntad de Dios para nuestras vidas. Que tengamos el
valor de decir “sí” al plan de Dios, sin importar a dónde nos lleve. Que cada
uno de nosotros se convierta en un instrumento de la paz de Dios en el mundo al
compartir la Buena Nueva con los demás.
Oro
para que la luz de la esperanza, la alegría y la paz de este mensaje despierte
en nosotros con radiante hermosura en los días venideros.