La Cuaresma está aquí.
Es hora de limpiar el alma.
Al entrar en la
temporada sagrada, nuestra Iglesia nos alienta a centrarnos en la superación
personal.
Esta superación
personal es la perfección de la que Jesús habla en el Evangelio de Mateo este
fin de semana y no debe confundirse con el perfeccionismo tal como lo conoce
nuestro mundo.
Jesús es explícito al explicar
cómo se llega a ser perfecto: el perdón sobre la venganza, la generosidad sobre
la avaricia, desear el bien a los enemigos sobre desear el mal a
los enemigos.
En Levítico escuchamos
algo similar en el Código de Santidad: no guardemos odio en el corazón hacia
nuestras hermanas y hermanos, ni venganza, ni rencor, amemos a nuestros vecinos
como a nosotros mismos. Estas palabras son por las que la enseñanza de Jesús en
el Sermón del Monte resonó tan profundamente en sus conciudadanos israelitas.
San Pablo también está
instando a los Corintios (y a nosotros) a verse a sí mismos (y a nosotros
mismos) como templos de Dios. Pero vivir esta realidad comienza por no creer en
la sabiduría de este mundo, sino
vivir la sabiduría de lo divino.
Al iniciar los 40 días
de Cuaresma, aquí hay cinco maneras de avanzar hacia la perfección:
1) Concéntrese en una
persona en su vida con la que lucha y trabaje en mejorar esa relación
2) En lugar de
simplemente renunciar a algo esta Cuaresma, también elija algo adicional que
hacer para mejorar así mismo
3) Ayunar un día (o una
comida) a la semana para recordar a aquellos que se quedan sin comida todos los
días, en todo el mundo
4) Encuentre una causa benéfica
en la que crea y done a su misión
5) Ore un Padre Nuestro
a primera hora al despertar cada mañana y un Ave María como lo último antes de
dormirse cada noche
Que nuestra Cuaresma esté llena de crecimiento y superación
personal y bendiciones mientras estamos listos juntos para la Resurrección en
Pascua.
Lent
is here. Time for a soul cleanse.
As
we enter the sacred season, we’re encouraged by our Church to focus on
self-improvement.
This
self-improvement is the perfection Jesus is talking about in Matthew’s Gospel
this weekend and should not be confused with perfectionism as our world knows
it.
Jesus
is explicit in spelling out what being perfect looks like: forgiveness vs.
revenge, generosity vs. stinginess, wishing good on enemies vs. wishing ill on
enemies.
In
Leviticus, we hear something similar in the Holiness Code: bear no hatred in
our hearts for our sisters and brothers, no revenge, no grudges, love our
neighbors as ourselves. These words are why Jesus’ teaching in the Sermon on
the Mount resonated so deeply with his fellow Israelites.
St. Paul also is urging the Corinthians (and
us) to see themselves (and ourselves) as temples of God. But living this
reality starts with not buying into the wisdom of this world but living the
wisdom of the divine.
As
we kickoff the 40 days of Lent, here of five ways to move toward perfection:
1. Focus
on one person in your life who you struggle with and work on improving this
relationship
2. Instead
of just giving up something this Lent, also pick something extra to do to
improve yourself
3. Fast
one day a week to remember those who go without food daily around the world
4. Find
a charitable cause you believe in and give to its mission
5. Pray
an Our Father first thing when waking up each morning and a Hail Mary as the
last thing before falling asleep each night
May
your Lent be filled with personal growth, self-improvement and blessings as we together
ready for the Resurrection at Easter.
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