Saturday, October 9, 2021

HOMILY– 28th Sunday in Ordinary Time – Detachment (English & Spanish)

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           Today Jesus is asking us, what possesses our lives?

What controls the precious time we have on this earth?

What are we addicted to or attached to that is unhealthy for us spiritually? 

Jesus is encouraging us to detach from these possessions? Only then will we be able to hear his message better.

           Easier said than done, I know.

This past week, many users of Facebook, Instagram and WhatsApp had to go most of a day without these social media platforms. This was all due to a major technical issue.

Facebook was down for 80-million of its users, many here in the United States.  But its other products Instagram and WhatsApp were also down.

           It marked the longest outage for Facebook since 2008. Facebook has around three billion users worldwide.

           People addicted to social media were forced to detach from their habit for nearly a day.

I’m sure for some this was no easy matter.

           In this experience we can hear the voice of Jesus encouraging us to let go, put our focus on him and imitate what he is doing.

           Jesus loves us and desires to love others through us. But when our focus is elsewhere and not on him, how can this happen?

           We’ve all seen parents more focused on their smart phones than on their own children begging for their attention.

We’ve all seen friends and couples out to dinner more focused on their iPhones than on each other.

We’ve all seen people walking the streets like zombies bumping into people or even light poles because they are so fixated on their phones.

I can only imagine what Jesus would have to say about our unhealthy addiction to our phones.

And for the record, your deacon counts himself among those addicting to this device. So, this message is for your preacher, too.

Today, Jesus is calling us to change our focus, keep our eyes on him and become his eyes and ears in the world with our ministry of presence to others, especially others most in need.

Again, Jesus loves us and desires to love others through us. This requires our cooperation and our sacrifice.

Christ calls us to use the blessings we have received for the good of others. Not be solely focused on ourselves and our needs all the time. This is a non-negotiable in the kingdom of God.

           This half-day break from our Facebook habit is but a glimpse of the kind of detachment we are all being asked to make in our relationship with Jesus Christ so we can do his will for others.

This is the wisdom of Jesus. This is the “prudence given (us).” This is how the spirit of wisdom dons on our human minds. We heard these words in our first reading.

When we turn to the message in the Gospel of Mark, we see the perfect example of how Jesus is calling us to new life, one detached from all that controls us.

One bible commentary makes this key point about Jesus’ encounter with the rich man. Here’s what it said:

“What a demanding person Mark’s Jesus is! Here is an eager, prospective disciple, who has kept all the commandments since his childhood. He wants everlasting life. Jesus looks on him with love, but then challenges him beyond his capacities (“[And] He went away sad …”).

Mark’s Jesus turns to his disciples and makes it clear to them that having many possessions is an almost insurmountable deterrent to possession of the kingdom of God. This overwhelmed Jesus’ disciples and probably overwhelmed Mark’s first readers as thoroughly as it challenges his readers today.”[1]

By having these attachments, we are unable to focus on the needs of other. Our possessions, our wealth, our status, our entitlement prevent us from being able to do the Lord’s will in this world.

As we heard, the rich man walked away sad.

His sadness was not caused by his many possessions. No, it was caused by his inability to accept Jesus’ challenging invitation to come follow him and his example.

The man clung too tightly to his sources of false security. This prevented him from attaching to the security offered by Jesus and then showing Jesus to others by sacrificing his prized possessions.

So what possessions are we clinging too tightly to?

Our wealth? Our ego? Our pride? Our anger? Our resentments? 

How let go of these things? How do we more fervently follow Jesus?  How do we become more focused on the needs of others, not ourselves?

This is great food for thought for the coming week.  



[1] Bergant, D., & Karris, R. J. (1989). The Collegeville Bible commentary: based on the New American Bible with revised New Testament (p. 924). Collegeville, MN: Liturgical Press.


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Hoy Jesús nos está preguntando, ¿Qué posee nuestras vidas? ¿Qué controla el precioso tiempo que tenemos en esta tierra? ¿A qué somos adictos o apegados que no es saludable para nosotros espiritualmente? Jesús nos está animando a separarnos de esas posesiones para escuchar mejor su mensaje.

           Es más fácil decirlo que hacerlo, lo sé.

La semana pasada, muchos usuarios de Facebook, Instagram y WhatsApp tuvieron que pasar la mayor parte del día sin estas plataformas de redes sociales. Todo esto se debió a un problema técnico importante.

Facebook cayó para 80 millones de sus usuarios, muchos aquí en los Estados Unidos.  Pero sus otros productos Instagram y WhatsApp también cayeron.

           Marcó la interrupción más larga para Facebook desde 2008. Facebook tiene alrededor de tres mil millones de usuarios en todo el mundo.

           Las personas adictas a las redes sociales se vieron obligadas a desprenderse de su hábito durante casi un día.

           Estoy seguro de que para algunos esto no fue un asunto fácil.

           En esta experiencia podemos escuchar la voz de Jesús animándonos a soltarnos, a poner nuestro enfoque en él e imitar lo que séestá haciendo.

           Jesús nos ama y desea amar a los demás a través de nosotros. Pero cuando nuestro enfoque está en otra parte y no en él, ¿cómo puede pasar esto?

           Todos hemos visto a los padres más enfocados en sus teléfonos inteligentes que en sus propios hijos que piden su atención.

           Todos hemos visto a amigos y parejas salir a cenar más enfocados en sus iPhones que uno en el otro.

Todos hemos visto a personas caminando por las calles como zombis chocando contra otras personas o incluso con postes de luz porque están muy obsesionados con sus teléfonos.

Solo puedo imaginar lo que Jesús tendría que decir sobre nuestra adicción poco saludable a nuestros teléfonos.

Y para que conste, su diácono se cuenta entre los adictos a este dispositivo. Por lo tanto, este mensaje también es para su predicador.

           Hoy, Jesús nos está llamando a cambiar nuestro enfoque, mantener nuestros ojos en él y convertirnos en sus ojos y oídos en el mundo, con nuestro ministerio de presencia hacia los demás, especialmente hacia los más necesitados.

Una vez más, Jesús nos ama y desea amar a los demás a través de nosotros. Esto requiere nuestra cooperación y nuestro sacrificio.

           Cristo nos llama a usar las bendiciones que hemos recibido para el bien de los demás. No estar solo enfocados en nosotros mismos y en nuestras necesidades todo el tiempo. Esto es algo innegociable en el reino de Dios.

Este descanso de medio día de nuestro hábito de Facebook, no es más que un vistazo al tipo de desapego que a todos se nos pide que tengamos una relación con Jesucristo a través de la cual podamos hacer su voluntad por los demás.

Esta es la sabiduría de Jesús. Esta es la "prudencia dada (a nosotros)". Así es como el espíritu de sabiduría se manifiesta en nuestras mentes humanas. Escuchamos estas palabras en nuestra primera lectura.

Cuando nos dirigimos al mensaje del Evangelio de Marcos, vemos el ejemplo perfecto de cómo Jesús nos está llamando a una nueva vida, una vida separada de todo lo que nos controla.          

Un comentario bíblico hace este punto clave en el encuentro de Jesús con el hombre rico.

Esto es lo que decía:

"¡Qué persona tan exigente es el Jesús de Marcos! Aquí hay un discípulo ansioso y prospectivo, que ha guardado todos los mandamientos desde su infancia. Él quiere la vida eterna. Jesús lo mira con amor, pero luego lo desafía más allá de sus capacidades ("[Y] se fue triste ...").

El Jesús de Marcos se dirige a sus discípulos y les deja claro que tener muchas posesiones es un elemento casi insuperable para la posesión del reino de Dios. Esto abrumó a los discípulos de Jesús y probablemente abrumó a los primeros lectores de Marcos tan a fondo como desafía a sus lectores de hoy". [1]

Al tener estos apegos, no podemos centrarnos en las necesidades de los demás. Nuestras posesiones, nuestra riqueza, nuestro estatus, nuestro derecho nos impiden poder hacer la voluntad del Señor en este mundo.

Como escuchamos, el hombre rico se fue triste.

Su tristeza no fue causada por tener muchas posesiones. No, fue causada por su incapacidad para aceptar la desafiante invitación de Jesús a venir a seguirlo a él y a su ejemplo.

El hombre se aferró demasiado fuerte a sus fuentes de falsa seguridad. Esto le impidió apegarse a la seguridad ofrecida por Jesús y luego mostrar a Jesús a los demás, sacrificando sus preciadas posesiones.

Entonces, ¿A qué posesiones nos aferramos demasiado fuerte?

          ¿A nuestra riqueza? ¿A Nuestro ego? ¿  orgullo? ¿A nuestra ira?   ¿A nuestros resentimientos? 

           ¿Cómo dejar ir estas cosas? ¿Cómo seguimos más fervientemente a Jesús?  ¿Cómo nos enfocamos más en las necesidades de los demás, no en nosotros mismos?

Este es un gran alimento para pensar para la próxima semana.   



[1] Bergant, D., & Karris, R. J. (1989). The Collegeville Bible commentary: based on the New American Bible with revised New Testament (p. 924). Collegeville, MN: Liturgical Press.


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